cuando dejamos de cambiar, dejamos de ser

CAPÍTULO 1,

La fisiología nos habla de cada una de las partes, de su funcionamiento en estado natural, de cómo circulan, cómo se comunican, cómo se interrelacionan, cómo se absorben, digieren, excretan, transforman...cada una de las moléculas, átomos y sustancias que nos conforman. Que son pocas y a la vez muchas. Que son, en su sencillez, enorme complejidad. Porque como ya sabéis somos 80% agua y el 99% de los átomos de nuestras células es vacío (Deepak Chopra, Curación Cuántica)…. y como te quedas? pues eso.. la magia misteriosa del cosmos.


La fisiología del cuerpo es un viaje necesario. Puedes escoger hacerlo al modo tradicional, donde todo el recorrido y el medio de transporte es el clásico, correcto, educado, formal y solo hay cuestas y rectas en el itinerario. Llegas al destino si, pero quizás pasaste la mitad del trayecto dormido o intentando memorizar cada una de las partes del camino transitado. Parece ese un viaje sin emoción y aun así, es un viaje que te llevas.
Sin embargo, esta fisiología ha sido un viaje de emociones, de sentires, de estrellas fugaces y de conexiones galácticas. En este viaje hemos bailado cual moléculas en su entropía. Hemos metilado sustancias de las que nunca antes habíamos oído hablar, hemos conectado emociones y órganos, hemos fluido en el torrente sanguíneo sintiendo y sabiendo todo lo que llevamos en esa nutrición líquida.



A lo largo del curso hemos transitado por los diferentes sistemas del cuerpo, conociéndolos en su individualidad y comprendiéndolos en su unidad con el Todo. Aún queda mucho por comprender pero nos quedamos con el hilo rojo que comienza a tejer todo, y por todo me refiero al Ser Humano.


Ese Ser imbuido de vida, que respira penas y alegrías, llenas siempre de oxígeno, o no. Que en cada respiración lleva nutrición y alimento de aire al resto de tejidos permitiendo así su funcionamiento, mantenimiento e intercambio propio de cada conjunto de células y de cada órgano.


Hemos aprendido la delicadeza del pulmón en sus capas y envolturas, de ese velo que insufla vida al cuerpo. Y al mismo tiempo, su papel como protector del corazón, en su abrazo eterno, su arrullo y su mecer, junto con el diafragma, siendo así y ahí, el momento y el lugar donde nos damos cuenta de que somos inseparables, indisolubles, que todo nuestro ser se continua en este tejer de tejidos; que donde uno acaba, otro empieza.


Todo es bañado y humectado por la sangre, que no solo es nuestra sangre la que bombea nuestro corazón sino también es la sangre de nuestros ancestros, las sangre de nuestras vivencias, la sangre de nuestros sentires, de nuestra historia, la sangre sagrada que alimenta cada parte de nuestro ser.


El corazón, el gran corazón, sabio en su latir, pues lleva infinidad de sístoles y diástoles estando presente en cada uno de nuestros segundos, de nuestros días, de nuestros años.


El corazón que da “corazonadas” que no siempre escuchamos, y que merece ser más tenido en cuenta por su sabiduría natural. ¿Qué habita la corazonada? ¿Es acaso nuestro sexto sentido? ¿nuestro instinto animal? ¿Nuestra conexión con el Todo? …


Él sólo se gestiona, se irriga, se contrae, se estremece, o se protege…., del amor, de dolor, con grasa, con coraza….


La sangre que lo habita, cálida, brillante, pulsátil, turgente, viva…es la sangre que carga y descarga oxígeno y dióxido de carbono. La sangre que transporta hormonas, mensajes, señales….


Hablamos del primer alimento imprescindible para nuestro ser, el preciado Oxígeno, y cuantos más alimentos, manjares y sabores pueden nutrir nuestros órganos y tejidos, que tanto le gusta a nuestro estómago que nuestra lengua y cerebro no sepan?


El sentido del gusto, comienza en la lengua ( o quizás en el olfato? ), al igual que el sistema digestivo. El primer bocado de alimento es triturado, amasado y humectado en la boca, por la lengua y su mágico fluido, la saliva, los dientes contribuyen a crear esa pasta, esa bola de alimento, ese bocado de lentejas de madre o abuela lleno de amor y ternura, que recorrerá nuestro interior más externo en un viaje alquímico lleno de paradas, peajes, y despedidas que llevará sus horas.


Y es que, como decíamos al inicio, todo son moléculas, átomos, electrones. Todo se puede descomponer en formas más simples y de todo el cuerpo puede sacar su provecho y su energía.


La maquinaria se pone en marcha, se inicia el fuego de estómago, el caldero de la bruja que segrega el ácido que todo lo disuelve. Que facilita la desintegración de las sustancias y moléculas. Y paso a paso, todo se va absorbiendo en la parte que le toca, con un orden natural envidiable para cualquier caótico!


Proteínas, ácidos grasos, hidratos de carbono, aminoácidos, van haciendo su recorrido, a veces acompañados de otros fluidos mágicos que ayudan en su proceso de desfragmentación y de asimilación.


Estómago, vesícula biliar, duodeno, yeyuno, íleon, intestino grueso, recto y ano, metros y metros de recorrido, tiempo de nutrición, absorción, y finalmente de eliminación de aquello que ya no es nada más que nuestro producto final artístico. Esa mierda es nuestra, y… todo lo que puede llegar a decir de nosotros!!!


Producimos un desecho de una cualidad u otra y ello nos informa de qué tan bien está la cosa (CASA) por dentro. Como se absorben o no los nutrientes, el agua, que tal va el hígado y la vesícula,...y más aún, que tan buena es la calidad de nuestra flora intestinal!


¡No menosprecien sus mierdas! En general, cada una de nuestras excreciones es oro puro! Es el informe final del sistema! Del interior al exterior con toda la información del proceso.


Hay quien no quiere soltar su mierda, no quiere desapegarse de ella, no quiere sentir “el vacío en la tripa” y le cuesta soltar, o quizás asimilar lo bueno del soltar. Y es entonces cuando vienen los estreñimientos. Lo queremos todo para nosotros, estamos tensos, bloqueados, inmóviles,...


Piénsenlo…


Y es que a veces nos dejamos llevar por la presión! y claro nada se mueve, todo son prisas y agobios. Y venga a darle trabajo al riñón y las suprarrenales! Todas nuestras células están en tensión, la sangre circula con más presión de la que debiera, y ahí tenemos a nuestros amigos los riñones para arreglarlo todo de nuevo! Receptores, señales, hormonas, todo lo necesario para restablecer el flujo natural de la sangre y los líquidos que nos habitan. Siendo la orina otro de nuestros productos alquímicos finales. El oro líquido con el que marco mi territorio. Mi aroma interno, mi botica, esto si, esto no,...de esto tengo demasiado…. Los riñones filtran y filtran litros y litros de orina a lo largo de nuestra existencia.

...

Nicole Gustafsson’s Illustrations of Celestial, Floating Crystal-scapes

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